Hubo un alma pequeñita que en silencio se quejaba,
Que en la oscuridad terrible de su alma lloraba.

Hubo una niña que enterró mil veces los sueños
Y al instante los desenterraba.

Hoy aquella que lloraba a escondidas,
Que hablaba en soledad porque sus palabras no eran escuchadas,
Hoy abre sus alas y descubre un cielo inmenso para volar,
Encuentra en la estrella que siempre brillo para ella
La ilusión de vivir a su manera.

Hoy se despide para siempre de las ataduras de su alma,
Y da la bienvenida a la libertad de hacer lo que nunca supo,
Tomar las maletas y partir sin arrastrar los pies….


Alonso Celina Susana
30/06/2007 12:37 hs.
Las Heras – Santa Cruz

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